Identifican a siete policías como miembros de red de robo de oro.
- owenvalencia20
- hace 2 días
- 2 Min. de lectura

Una operación de asalto a un transporte de lingotes de oro desveló una alarmante implicación de miembros en actividad de la Policía Nacional del Perú, con al menos siete suboficiales directamente involucrados en la planificación y ejecución del delito. Las investigaciones iniciadas tras la muerte del suboficial Edgar Morales García durante el ataque, ocurrido el pasado 30 de marzo en el Callao, revelaron la existencia de una banda que se valía de sus uniformes y recursos policiales para perpetrar robos.
Los rostros de los suboficiales son ahora conocidos por la División de Investigación de Homicidios, quienes determinaron que la banda era liderada por Víctor Hinostroza Luque, apodado “Rayo”. Este último no solo ha sido señalado como el organizador principal del asalto, sino que también contaba con un historial delictivo que incluía robos previos de oro. “La situación es grave”, comentó el fiscal Orlando Intor Ríos, quien abrió una investigación formal por robo agravado.
Según las indagaciones, la banda utilizaba un grupo de WhatsApp para coordinar sus acciones. A través de este chat, Hinostroza instruía a sus cómplices, diciendo "¡Hoy se juega la pichanga, alisten sus zapatillas!", instando a todos a prepararse para el atraco. Este tipo de comunicación facilitó la identificación de los implicados, quienes fueron apodados con nombres como “Chili”, “Thony Roa”, y “Culi”, en una clara demostración de organización y complicidad.
El asalto en cuestión tenía como objetivo un cargamento de seis kilos de oro de Diconsa Ingenieros, pero las cosas no salieron como se planeaba. Aún en medio del ajetreo, Morales García fue sorprendido por dos miembros de la Marina del Perú, quienes le dispararon, resultando en su muerte inmediata. Las cámaras de seguridad de la zona documentaron los caóticos momentos del ataque, evidenciando la fría determinación de estos agentes que, a plena luz del día, abandonaron su deber para dedicarse al crimen.

Hoy, la situación se vuelve más crítica. De los siete involucrados, uno ha fallecido, otro se encuentra detenido, y el resto permanece prófugo, dejando una sensación de impunidad que inquieta a la ciudadanía. El caso no solo expone la vulnerabilidad del sistema de control interno dentro de la Policía, sino que también plantea serias preguntas sobre la confianza pública en las fuerzas del orden.
El caso de “Rayo” es sólo la punta del iceberg. A pesar de haber estado involucrado en otros robos, él y sus cómplices continuaron en sus funciones dentro de la institución, lo que indica fallas en la supervisión y fiscalización de la Policía Nacional. “Es inaceptable que un agente con tan oscuro pasado pudiera seguir en el servicio”, reflexionó el fiscal Intor, subrayando la necesidad urgente de reformas en la organización policial.